-¿Dónde está Santiago?
-Se ha ido. Tuvo que irse, no soportaba estar aquí, decía que todo en el apartamento, en la
panadería, la oficina, incluso, el garaje por los gatos que ahora viven ahí, le recordaba a ti.
-Los gatitos... Necesito hablar con él, Roswel yo... yo... Necesito hablar con él.
-A ver... Santiago ha sufrido mucho, no lo atormentes más.
-Yo también he sufrido mucho -dijo con tristeza-. Necesito verlo, necesito saber... tantas
cosas... ¿Santiago te contó lo que paso entre nosotros? Digo, te contó... ¿por qué nos peleamos?
-En parte, lo demás ya la sabía -Roswel hizo una pausa y frunció el ceño-. Christina discúlpame por lo que voy a decir, pero tu mamá es de lo peor...
-Lo sé, lo sé. Tú... ¿tú sabes lo que pasó entre ellos?
-Ehhh algo...
-Cuéntamelo. Cuéntamelo por favor.
-No, no, no, eso a mí no me corresponde.
-Roswel -dijo Christina tomándole la mano que reposaba sobre el escritorio-. Sería más fácil para mí oír esas cosas de ti, que de Santiago. De él no lo soporto...