Itala

Enfrento a mi hermana del alma.

Nos miramos.

—Lo hice para sacarme de la cabeza a Neri —susurro, no quiero que Amerigo me escuche.

—Dime algo nuevo —se mofa.

Hago muecas.

Me alejo y recojo el pantalón de cuero, idéntico al de Azzura. Es como si fuera un uniforme.

—¿Los Sovrano nos enviaron uniformes? —cuestiono, metiendo una pierna y luego la otra.

—Lo mejor es la ropa interior —dice con socarronería y tira del elástico de mi braga.

—Por supuesto, teniendo al Biondo Diavolo a tu lado. Me imagino que te la arrancó con los dientes —bromeo.

Y, así como si nada, rompe mi tensión.

Echamos a reír a carcajadas.

Azzura tiene ese espíritu rebelde que logra hacerme feliz. No importa si estoy triste, ella siempre me saca sonrisas.

El sonido de las notificaciones del móvil de Azzu suena. Ella lo saca de su trasero y la veo leer con una sonrisa en sus labios. Me asomo y veo la foto. Bal está sin camisa, con los miles de tatuajes en su pecho. Noto que hay uno reciente y le quito el celular de