Azzura
Sigo pasmada viendo la V en el espejo.
Bal da un paso atrás y se retira mientras me como el vidrio por la alucinación. Este hombre tiene un jodido arte para dibujar y ocultar letras.
—El término técnico es esteganografía —dice el cretino, y me sostiene la mirada por el espejo—: cuando ocultas letras o información dentro de dibujos, archivos, etc.
Me volteo y finjo que estoy ofendida.
—¿Quieres que bese tu jodido y macabro cerebro por ser bueno marcando tu territorio? —cuestiono.
Bal frota sus manos y lo veo por primera vez dudando de su seguridad.
—Escucha… —se queda en blanco cuando corro a sus brazos y me arrojo a su cuello—. Infiernos —dice sobresaltado y me levanta por el trasero.
Enrosco mis piernas en sus caderas.
—No tienes que explicar, lo entiendo —digo efusivamente.
—Azzu, siempre te he reclamado —murmura y se ve ansioso porque lo escuche—. O sea, eres mia, mi Gazzella, no hay vuelta atrás, pero…
Aporrean la puerta y luego se oye la voz de su hermano.
—¡Bal, avanza, no