El aire estaba cargado de un silencio tenso cuando la última batalla terminó. El polvo aún flotaba en el aire, y los ecos de los gritos de los caídos parecían no querer desvanecerse. La manada se había reorganizado, pero en el fondo de todos, algo seguía roto. No podía evitar sentirlo, ni siquiera Kian. Aunque nuestros cuerpos se tocaban más que nunca, nuestras almas parecían estar separadas por una distancia que nadie podía medir.
Mientras me apoyaba en el umbral de la puerta de nuestra casa, mirando la luna llena elevarse en el cielo, la sensación de desasosiego no me dejaba en paz. Las cicatrices de la batalla seguían frescas, y aunque habíamos ganado, sabíamos que la guerra aún no había terminado. Kian no había dejado de luchar, pero yo... Yo ya no estaba segura de qué me quedaba.
"¿Es suficiente ser la pareja de un alfa?", me