El viento soplaba suavemente, acariciando mi rostro mientras observaba a lo lejos. Los árboles se movían suavemente, como si la naturaleza misma celebrara la paz que habíamos logrado, la estabilidad que había florecido tras tantos años de lucha. La manada ya no era solo un grupo de sobrevivientes, sino una familia unida, poderosa. Y en medio de todo eso, estaba yo, al lado de él. Kian.
Era difícil creer que todo lo que habíamos vivido, todo lo que habíamos sufrido, nos había llevado a este momento. Cuando nuestras vidas se cruzaron por primera vez, nunca imaginé que acabaríamos aquí. Juntos, con una familia propia, liderando una manada que había resurgido de sus propias cenizas. Pero eso era lo que habíamos logrado. Juntos.
El sol comenzaba a ponerse en el horizonte, tiñendo el cielo de colores cálidos, como