El aire estaba cargado de tensión, como si todo el bosque a nuestro alrededor supiera que la batalla que se avecinaba no solo definiría el futuro de la manada, sino también el de Kian y el mío. La guerra que había comenzado en las sombras, con susurros y traiciones, estaba a punto de explotar en una lucha feroz. Y no podía evitar sentir que algo dentro de mí había cambiado. Ya no era la misma mujer que había llegado aquí, confundida y temerosa de lo que el destino le depararía. Ahora era más fuerte, más decidida. Pero, al mismo tiempo, más asustada que nunca.
Kian estaba a mi lado, su presencia imponente y sólida como siempre, pero incluso él, el alfa de la manada, parecía estar al borde de perder el control. Había algo en sus ojos, una mezcla de furia y preocupaci&