Por otro lado, Carlos ya tenía la información de que las fotos eran reales; sin embargo, en aquel momento no podía entregársela a su jefe, porque estaba seguro de que sería capaz de dejar todo tirado y volver corriendo al lado de su esposa, pues todos sabían del profundo amor que Max sentía por Luciana.

Así que decidió que, por ahora, era mejor guardar aquella información y dársela solo después de que todo estuviera firmado con la compañía Bonglog.

Además, estaba el informe sobre la identidad del hombre que aparecía con la señora, y sabía que a su jefe no le gustaría nada saber de quién se trataba, pues era el hijo menor de la familia Gálvez, dueños de la naviera más grande en Panamá, y eso complicaba aún más las cosas, ya que Max tenía importantes negocios con esa familia, y cancelarlos significaría una pérdida considerable.

No obstante, Carlos sabía que debía informarle. Después de un par de horas de reunión y de haber firmado aquel contrato en tiempo récord, Maximiliano le preguntó