Sofia se da la vuelta y su mirada se encuentra con la mirada de Geraldine.
— Creo que saber que estoy haciendo aquí, es algo que incluso un ciego puede saber, Naven ha sufrido un accidente y...
— Quieres utilizar tu título de esposa del contrato, o mejor dicho quieres que te vean como su esposa, pero Sofia, tu no tienes nada que hacer aquí.
Aquellas acusaciones fueron totalmente inesperadas para Sofia que solo se quedó mirando el rostro de la esposa de su cuñado.
— ¿No puedes defenderte? Claro que no puedes hacerlo porque te estoy diciendo la verdad, tu titulo solo sirve en un papel, quizás para realizar algún trámite, pero para nada más, solo eres una Esposa de Papel, de contrato. Es mi hermana la que debe de estar aquí.
Sofia se mantuvo en silencio, no dijo nada, no lo hizo siquiera cuando sintió cómo unos dedos fríos la tomaban con fuerza del brazo. Geraldine se veía feroz.
—Tú no deberías estar aquí —espetó Geraldine, con una voz que se quebró en veneno puro.
Sofía parpadeó, sin e