59. TODO EN SU LUGAR
No importaba mi debilidad, ni el caos que posiblemente se cocinaba allá afuera, más allá de los muros de esta casa.
No importaban los errores pasados ni las batallas por venir.
Solo importaba este momento: el calor de sus brazos, la seguridad de su pecho, el roce leve de sus labios en los míos.
Zayden me besa como si temiera romperme.
Y aunque hay verdad en ese temor —aún me siento hecha de cristal— también hay ternura, respeto... y un amor tan profundo que me desarma.
Su frente se apoya un instante contra la mía, y cuando abre los ojos, me mira como si no pudiera creer que sigo aquí.
Y luego, sin previo aviso, me alza en brazos.
—¡Zayden! —protesto entre risas— ¿Qué haces?
—Tour de reconocimiento —responde con aire serio, pero con los ojos encendidos—. Tengo que encontrar a tu amiga fastidiosa antes de que derribe la puerta a golpes.
No puedo evitar reír. Él sigue hablando mientras recorremos los pasillos.
—Ha estado persiguiéndome por todos los rincones. Si respiraba fuerte, Brina q