10. AUTOENGAÑO
Saber que Lyra es como las otras mujeres me obligó a abrir nuevamente los ojos. No me había dado cuenta de que los tenía cerrados. Solo puedo concluir que subestimé el lazo. Y eso no volverá a pasar.
Necesito encontrar la manera de retomar el control. Bajarla de ese pedestal en el que —aparentemente está.
¿Cree que me tiene en sus manos? Que por el simple hecho de ser mi Mate voy a rendirme ante ella sin condiciones... Está equivocada. Y me voy a encargar de que lo entienda.
Aunque me desagrada la idea de elegir pareja en una ceremonia pública, decidí ceder ante la insistencia del consejo. Pero esta vez, con una intención más estratégica: hacer de esto un espectáculo. Quiero que Lyra vea a sus competidoras, que sienta la presión, que reconozca —aunque sea tarde— el privilegio que es que yo la mire.
Clark se sirve un trago y se sienta frente a mí. No era solo una visita informal. Lo invité a beber para entender su razonamiento. Marcar a una desconocida, ¿en qué estaba pensando? Pero ca