Leonardo
Hemos decidido realizar una pequeña cena con su familia para anunciarles nuestro compromiso y otra con el abuelo, ya que por el momento él no sale mucho de su casa debido a una caída que sufrió hace unas semanas y gracias a lo cual ha tenido que permanecer en cama haciendo sus rabietas.
Tocamos a la puerta de su casa y cuando nos abre su ama de llaves, le entregó una botella de Champagne no sin antes pedirle que la guarde para más tarde, después nos lleva hasta la sala donde mi abuelo nos espera con el ceño fruncido.
—Don Xavier, ¿cómo sigue? Lo he extrañado mucho en estos días, lamento no haber venido a visitarlo antes, pero he estado atareada con los nuevos diseños de la tienda —lo saluda Camille, dándole un tierno abrazo—. Por cierto, le he traído un regalo —murmura, entregándoselo, lo cual me hace rodar los ojos. Lo consiente como si fuese un niño pequeño.
—Mi pequeña, Cam, muchas gracias por venir. Si no fuese por ti este desalmado que tengo por nieto, ni se acordaría de