Camille
Seis meses después
Tal como me pidió Leonardo, me dirijo a su casa a verlo y, aunque no pregunté la razón, creo suponer que es para revisar algunos de los preparativos que aún nos faltan para la boda, ya que estamos a solo un mes de realizarla.
Cuando llego a su casa, tomo la llave que él mismo me dio hace algunas semanas, abro la puerta y, por extraño que parezca, no me encuentro con su ama de llaves, quien seguro salió a realizar algunas compras. Lo busco en su despacho, pensando que tal vez se encuentra ahí y, dado que no me apetece buscarlo por toda su casa, comienzo a gritar su nombre sin recibir respuesta alguna.
—Parece que hoy deseas jugar a las escondidas, Leonardo —me quejo, soltando un suspiro.
Decido subir al primer piso y cuando llego a su habitación, lo que veo a continuación, me deja helada, sin poder soltar ni una sola palabra, salgo corriendo de ahí.
Sin dejar de reprenderme por permitirle a Leonardo entrar en mi vida y destruirme una vez más, subo a mi auto y