Al despertar, la luz entraba por el fino material de la puerta. Tenía puesta la misma ropa; sin embargo, estaba descalzo. La sábana le cubría hasta el cuello y un ligero cosquilleo se dispersaba en su frente. Subió la mano para tocarse el lugar. Confuso, en el fondo presentía que esa sensación era algo que olvidó entre el sueño.
Se levantó, se bañó y fue a desayunar. Todo el tiempo se quedó perdido en sus pensamientos; de tal manera que se quedó con los cubiertos en la mano cuando ya se había acabado los alimentos. Mirando el plato, como si esperaba que la comida apareciera por arte de magia. Una voz susurraba, siendo parte de su sueño, hasta que…
-Teodoro - la voz gruesa y fuerte de su padre lo sacó de sus pensamientos.