-Tendrás muchas libertades, pero no te excedas. Piensa siempre en lo que haces - los utensilios sonaban al ser puestos sobre la mesa - aunque a tu padre se le ha pasado el coraje, no cometas más imprudencias - se alejó. Después, al poner el último plato, se quedó en el lugar y agregó - con respecto a esos chicos, hemos cambiado de opinión acerca de ellos, sin embargo, sus modales y actitudes siguen desagradando a tu padre. Pero tú sabrás qué hacer con ellos - por último dijo - ven a sentarte.
Teo se giró, su rostro pálido y ojeroso quedó al descubierto. La señora se alarmó, cubriendo su boca con una mano - tengo dolor de cabeza y anoche no dormí bien - Trató de explicar.
-¿te sientes mal?. Lo hubieras consultado con el doctor desde