Esa noche, Teo se enloqueció. Cuando Ethan llegó, encontró ambas puertas abiertas. Los libros dispersos por el suelo, la ropa fuera del mueble y la cama desordenada. Barrió la vista por toda el área hasta que encontró a una figura enrollada en el suelo junto a la cama, con las piernas cerca del pecho, rodeado de prendas; mientras sostenía una entre las manos temblorosas.
-¿qué haces?.
Teo se asustó al sentir su presencia tan cerca. Su corazón latía desenfrenado. Las gotas de sudor se derramaban por los costados de su cara. Lo miró, con los ojos rojos - yo… - El aire no le era suficiente - dedo escoger lo que necesito para empacarlo.
Ethan se apoyó en una rodilla al agacharse. Con el dorso de los dedos,