Seguido, Javier se paró con él - con mucho gusto - mantuvo la sonrisa sin dudar un segundo.
Su padre se acercó; pero Teo se negó a soltar el brazo. Entonces, tuvo que subir acompañando al doctor. Después de que ellos pasaran, los siguió con su madre - has subido de peso - comentó de pronto.
Teo la miró, avergonzado - no lo creo, estoy igual.
Los grandes ojos dorados lo miraban desde abajo, enmarcados por largas pestañas. Se sujetó más fuerte - tienes el brazo más grande, además has estado comiendo mucho últimamente.
Su padre, quien caminaba adelante, giró ligeramente la cara - se nota en la cara, está más redonda ahora - El doctor volteó