Salió, los portones estaban firmemente cerrados. Desde la distancia se notaba el brillo de la cerradura al ser tocada por un rayo de sol. Ya no tenía las marcas viejas de antes. Ni las finas líneas de oxido. Había sido suplantada por una nueva. Cruzó al sendero que dirigía a su habitación. Entró a su cuarto y se sentó a la mesa; de esa manera pasó todo su tiempo libre.
Los días pasaron y como había prometido, Ethan lo visitó cada noche. Cuando oscureció, se levantó de la mesa. Salió al pórtico y se sentó en medio. Había colocado una alfombra para ser más cómoda su estadía. Una sombra negra cruzó la oscuridad. Cayó frente al muro, antes de levantarse erguido. Caminó a la habitación; mientras Teo mostraba una sonrisa amplia - has mejorado en