**Capítulo 34** Heridas que no sanan.
Ethan empujó a Liora con brusquedad, haciendo que tropezara contra la pared. Mientras su rostro se ensombrecía con ira al voltearse hacia Cloe, quien lo observaba con los labios sellados y el pecho agitado por la tensión.
Ethan cerró la distancia entre ellos en un instante, y con movimientos calculados, tomó sus muñecas con una precisión que parecía imposible para alguien de su tamaño. Ella lo sintió de inmediato: aunque su agarre era firme, no había dolor. Sabía que él usaba apenas una fracción de su fuerza, y esa consciencia la desarmó.
La mirada de Ethan se clavó en ella con una intensidad abrasadora, sus ojos oscilando entre la furia y algo más, algo que no podía nombrar.
—Eres la única persona que pone a prueba mi paciencia de esta manera. —Su voz era un gruñido ronco —. Me haces perder el control por completo, y aun así, lo único que quiero es protegerte... incluso de mí mismo.
Inspiró hondo, cerrando los ojos brevemente antes de abrirlos para sostener su mirada una vez más—. Y