34- Luna del alfa rival.
Gregor se incorporó de golpe, con la expresión tan endurecida como el acero. Sus ojos dorados centellearon con fiereza mientras apretaba los puños.
—Gregor… —murmuró Elyria, sintiendo un escalofrío recorrerle la espalda.
El alfa no respondió de inmediato, pues su mente todavía seguía conectada con la de su guerrero.
—¿Qué ocurre? —preguntó con voz grave a través del enlace mental.
Pero la respuesta que recibió hizo que un rugido de ira se formara en su garganta.
—Debí imaginar que ese desgraciado se aprovecharía de nuestras desventajas… —gruñó Gregor, y Elyria no necesitó más para entender que hablaba de Ronald.
Los ojos de Gregor se tornaron feroces cuando se giró hacia la puerta.
—Lo siento, Elyria. Debo irme —anunció, esperando que ella se quedara.
Pero para su sorpresa, Elyria no asintió ni vaciló. Sin decir palabra, comenzó a seguirlo.
—Debes esperarme, ¡es peligroso!—le ordenó Gregor, girándose para mirarla con severidad.
—No —respondió ella con firmeza, sin detenerse—. Algo me