Mundo de ficçãoIniciar sessãoLucía nunca pensó que su primera experiencia en una gala podría sentirse como una película de acción, y menos que ella jugara el papel principal en una comedia romántica de desastres.
—¿Pensaste que estos tacones eran una buena idea? —se preguntó. Mientras intentaba mantener el equilibrio. Como si estuviera patinando en una pista de hielo.
Sebastián, viéndola tambalear. Soltó una risa.
—Si vas a conquistar el mundo. Al menos hazlo con estilo, ¡y un buen seguro médico!
En medio del bullicio. Lucía divisó una mesa de empanadas. Sus ojos iluminándose como si hubiera encontrado el Santo Grial.
—¿Podemos hacer una parada? —preguntó. Y su tono sonaba como una niña a punto de entrar en una tienda de dulces.
—¿Empanadas? En medio de una gala elegante. Lucía, ¡debes ser la primera en la historia! —respondió Sebastián, intentando no reírse mientras la seguía.
Ambos se acercaron a la mesa, y Lucía, con la elegancia de un pingüino deslizándose sobre hielo. Se inclinó para tomar una.
Al alzar la vista. Se encontró con la mirada despectiva de una influencer famosa que estaba a su lado, sosteniendo un canapé minúsculo.
—¿En serio? ¿Empanadas? —preguntó la influencer con un tono que podría haber derretido el hielo en el Ártico.
Lucía, sin perder la compostura. Tomó un enorme bocado y sonrió.
—¿Sabes? Lo mejor de esta gala es que me puedo comer mis problemas. Y tú, tus palabras.
Con eso, giró sobre sus tacones. Soltando una risita mientras se alejaba. A veces. La vida tenía sus propios planes. Y de alguna manera. Ella estaba comenzando a disfrutar del viaje
Lucía se dirigió a la mesa de empanadas como si fuera un imán. Completamente ignorante de la mirada atónita de los asistentes. Con un movimiento audaz. Tomó una empanada y, en el momento exacto. Su tacón se atascó en la alfombra.
—¡Ay, no! —exclamó mientras intentaba liberar su pie sin taladrar el suelo.
Sebastián, con una risa contenida. Se acercó para ayudarla.
—¿Espera? ¿Quieres que te rescate de tu tacón o de la empanada?
—¡De ambas! —respondió Lucía, riendo.
Finalmente, logró liberar su pie, pero no sin hacer un pequeño giro que la hizo perder el equilibrio. En su caída. El contenido de la empanada. Salsa incluida. Terminó esparcido por todo su vestido.
—¡Perfecto! Ahora puedo agregar "salpicaduras de salsa" a la lista de tendencias de moda —dijo con sarcasmo. Mirando cómo la multitud comenzaba a mirarla.
—Creo que has encontrado la nueva tendencia: “Empanada Chic” —bromeó Sebastián mientras se reía a carcajadas.
Intentando mantener la dignidad. Lucía trató de quitarse la salsa del vestido. Lo cual solo provocó más risas entre los asistentes.
—Bueno. Al menos ahora soy la estrella del evento por una razón diferente —dijo, sonriendo.
Con renovada confianza y un toque de desparpajo. Decidieron retirarse de la mesa de empanadas y darle la vuelta a la situación.
—¿Hacia dónde vamos ahora. Conquistadora de empanadas? —preguntó Sebastián, aún divertido.
—¡A por más empanadas! Pero esta vez. ¡sin el atuendo de gala! —respondió Lucía, tomando su brazo.
La risa se convirtió en el mejor abrigo para el resto de la noche. Y la gala, en lugar de ser una simple exhibición de glamour. Se volvió su propia aventura llena de humor y camaradería.
—Creo que has encontrado la nueva tendencia. Empanadas Chic —bromeó Sebastián mientras trataba de contener la risa.
Lucía se miró en un espejo cercano. Tratando de evaluar los daños. La blanca tela del vestido ahora lucía un arte abstracto en tonos marrones y rojos.
—Esto definitivamente no está en la guía de etiqueta —dijo. Haciendo un dramático gesto con las manos.
—No te preocupes. Estás a solo un par de empanadas de ser la reina de la fiesta. O al menos la más memorable —respondió él, acercándose para ayudarla a limpiar.
Mientras intentaba quitar las manchas. Notó que un grupo de influencers se acercaba. Celulares en manos, listos para documentar la escena.
—Oh no. Esto va a ser un desastre en vivo —murmuró Lucía.
—¡Sonríe! ¡Es tu momento de brillar! —dijo Sebastián, animándola.
Con una sonrisa sarcástica. Lucía se giró hacia la cámara y propuso:
—¿Qué opinan de mi nueva colección "Empanada Couture"? ¡Sólo por esta noche!
Los influencers se pusieron a reír. Y, sorprendentemente. Ese instante de humor capturó la atención de todos. Al final, Lucía se dio cuenta de que podía manejar cualquier situación con una buena dosis de risa.
—Quizás esto de los tacones no sea tan malo después de todo —reflexionó. Mientras se reponía del susto y se preparaba para seguir disfrutando de la noche.
Sebastián la miró con orgullo. Su mirada brillaba con complicidad.
—¡Vamos a conquistar el mundo. Pero con un toque de salsa! —dijo, tomando su brazo y guiándola hacia la pista de baile. Mientras todos a su alrededor comenzaban a reír y aplaudir.
La gala se convirtió en un escenario para una noche inolvidable. En la que los tacones. Un vestido manchado y las empanadas se convirtieron en el trío estelar de una velada que. Sin dudas, quedaría grabada en la memoria de todos.







