24. Pequeño ángel

CAPÍTULO 24

Gladys pierde un poco la noción del tiempo al oír a Amaranta tras el teléfono.

—¿Qué estás diciendo, tía? —Gladys se lleva la mano al corazón, apoyada en la pared—. Ellos me dijeron que le harían daño…que me tenía que quitar la vida para que no le hicieran daño. Ellos me dijeron, tía.

—N-no, sobrina. Ellos…ellos ni siquiera vieron a la niña cuando entraron por esa puerta porque sospeché…y a Gardenia la mandé lejos. Me vieron a mí. Lo último que me dijeron es que no hay ningún rastro de la niña para buscarla…como si todo lo hubiesen echado a la basura, quemado —Amaranta tose—. Hija mía, ¿cómo estás? ¿Dónde estás?

—No sé si pueda hablar ahora —Gladys se tapa el rostro—. ¿y entonces dónde está mi hija, Amaranta? ¿Dónde…?

—L-le dije a Gardenia que huyera lejos…pero…el miedo del momento no nos dejó compartir a dónde iría…

—Oh, Dios Mío —Gladys suelta el primer sollozo—. Mi bebé, Amaranta. Mi bebé sufre de asma-

—Gardenia me juró que protegería a la niña por sobre
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