116. Siempre lista
El sol en su punto perfecto. La cálida sensación que emana éste día, soñado, es mágica. Se suponía que esperaría unos cuantos meses, pero su esposo, luego de esa propuesta, intíma, más que mágica, la decisión estaba tomada. Se casaría con el amor de su vida en un especial y cercana primavera. Y la primavera estaba a las dos semanas siguientes.
Gladys le dijo que sí entre risas y llantos a Juan Pablo. Tanto habían sufrido el uno con el otro como para privarse de una magia que tarde o temprano llegaría, pero que las circunstancias habían arrebatado. Gladys dijo que sí una y mil veces, y lo que vino después fue puro dicha: un esperado matrimonio a punto de concretarse. Gladys le pidió que, aunque se casarían por la iglesia, que esperaran a su recuperación, a lo que Juan Pablo negó rotundamente, diciéndole que estaba bien, podía caminar, podía hablar, y no necesitaba nada más que tener su amor, su validación: se casarían lo más rápido posible. Gladys no pudo convencerlo. Y por eso, tuvo q