104. Venganza desencadenada
CAPÍTULO 104
—¿De quién sospechas? —Germán se atreve a preguntarle, algo conmovido por lo que escuchó. Por la rabia con la que lo dijo, una que jamás había creído que vería. Germán frunce el ceño.
Gladys también oscurece la mirada y al contrario de Germán, se mantiene firme aunque por dentro su cuerpo pide y clame un poco de calma, cosa que ahora resulta imposible. A sus ojos sólo está compuesto el dolor. Y el dolor no hacer nada en estos momentos. Pero poco a poco sólo da vigor para continuar, no desistir, terminar con lo que tuvo que haber hecho desde un principio.
—Sabes de quién. Sólo necesito una prueba —Gladys habla con completa certeza. Se limpia las lágrimas y asiente—. Todo en nuestra contra es más fácil para ellos.
—¿Ellos quienes?
—Ismael y Esmeralda —Gladys finalmente confiesa. Sus ojos repletos de absurda rabia descontrolada que apenas y sí puede controlar. La sangre hierve dentro de su cuerpo y no piensa en más nada salvo en dar hincapié a esto tan malo que si