Capítulo 90: Un deseo insaciable.
La luna se alzaba en el horizonte, iluminando las calles con un resplandor plateado que Fibonacci y sus oscuros secretos parecían eternamente guardar. Después de una cena cargada de risas y miradas furtivas, Alexander condujo a Elena hacia su casa, un departamento lujoso en el centro de la ciudad. Su mirada era firme, pero su mente estaba llena de dudas. ¿Podría ella entender lo que realmente deseaba?
Al aparcar frente a la entrada, un ambiente de tensión palpable comenzó a envolverlos. Elena se sentaba junto a él, todavía sintiendo el calor que había irradiado durante la cena. Cuestionamientos sobre lo que estaba por venir la llenaban de emociones encontradas; miedo, deseo y una adrenalina salvaje que surcaba sus venas. Sin embargo, ella sabía que había algo que deseaba más que cualquier otra cosa.
Cuando salieron del coche, sus pasos resonaban en el silencio de la noche. Alexander la miraba de reojo, sus ojos oscuros como la noche, llenos de una intensidad que casi podía tocarse. Se