Capítulo 96: Está vivo.
El día era sorprendentemente claro.
Demasiado claro para alguien que llevaba días viviendo entre sombras, polvo y recuerdos rotos. Camila Valdivia abrió las cortinas de la mansión, permitiendo que la luz se filtrara y golpeara los salones que alguna vez fueron símbolo de poder, corrupción y muerte. Ahora parecían un mausoleo arrancado de una vida que ya no existía.
Ella estaba sola.
Los empleados habían renunciado, su madre estaba muerta, y su padre… su padre era un agujero negro que aún la perseguía en sueños. Las paredes aún olían a su perfume. El mismo perfume que se impregnó en la noche en que todo se vino abajo.
Camila continuó limpiando la mesa larga donde Sebastián solía sentarse a tomar té fingiendo elegancia. Pasó el trapo con fuerza, como si pudiera borrar su existencia, borrar su voz diciéndole qué debía ser, cómo debía comportarse, a quién traicionar.
Como si pudiera borrar que había sido parte de aquello.
—Solo me queda esto —murmuró, observando el brillo tenue en la supe