Capítulo 98: Soy superior a ti.
Las puertas de la mansión se abrieron de golpe, y dos guardias arrastraron a Elena por el pasillo como si fuera un despojo. Sus piernas fallaban, su respiración aún era un caos, pero su mirada… su mirada ardía de odio puro. Cada vez que intentaba recuperar estabilidad, uno de ellos la empujaba para obligarla a avanzar.
El eco de sus pasos reverberaba por toda la mansión. Y al fondo, esperándola como un rey herido en su trono, estaba Sebastián Lothus.
El hule negro que cubría su abdomen era improvisado, burdo, pero suficiente para impedir que siguiera perdiendo sangre. Su camisa blanca estaba empapada, manchada, rasgada… y sin embargo, su postura era arrogante. Altiva. Como si el dolor físico fuera apenas una distracción menor frente a la verdadera obsesión que tenía delante.
El cuchillo —aquel cuchillo con el que Elena lo había herido— descansaba en su mano.
Una sonrisa torcida en sus labios completaba el cuadro.
Al menos llevará dos cicatrices en la tumba cuando la rescaten, porque e