Capítulo 73: Buscar Respuestas.
Las horas habían pasado con una lentitud insoportable. El reloj marcaba casi las tres de la madrugada y Alexander seguía junto a la cama de Elena, con los ojos fijos en su rostro inmóvil. No había dormido ni un segundo. Su mano seguía entrelazada con la de ella, como si soltarla significara perderla para siempre. El silencio del hospital se volvía cada vez más denso, más pesado, hasta que el sonido de la puerta interrumpió el aire cargado.
Un hombre vestido con traje oscuro se asomó. Era el asistente de Alexander.
—Señor Dereveux —dijo con voz baja—. Hay alguien que desea hablar con usted.
Alexander alzó la mirada, los ojos rojos por el cansancio.
—¿Quién?
—Héctor, señor. No está solo… también llegaron Julián, su pareja y… la ex jefa de la señora Valdivia.
Alexander soltó un suspiro denso, cargado de fastidio y de preocupación a partes iguales. Se levantó despacio, acarició la mejilla de Elena con la yema de los dedos y murmuró:
—Vuelvo enseguida. No tardes en despertar, ¿sí? —Y salió