Pronto, una multitud comenzó a rodear a Paz, como si fuera un imán que atraía tanto admiración como envidia.
Los aplausos resonaban y los rostros de empresarios y colegas se iluminaban con elogios.
—Señorita Leeman, mis felicitaciones. Su talento es asombroso, y todos estamos ansiosos por hacerle una oferta a grupo Coleman para su nueva tecnología —dijo un hombre de cabello gris, cuya sonrisa denotaba admiración, pero también un claro interés comercial.
Paz les agradeció con modestia, pero su corazón palpitaba con una satisfacción que no podía ocultar.
Había luchado por este momento, y por fin, estaba recibiendo el reconocimiento que tanto merecía.
Desde la distancia, Terry observaba todo. Su mandíbula se tensó mientras veía a su exesposa ser la protagonista de una noche que, en su mente, debería haber sido suya.
—Tu exesposa logró que el grupo Coleman obtenga mayor inversión que el grupo Costa Azul. ¡Esto es inaceptable! ¿Qué harás al respecto, Terrance? —insistió su socio, visiblemen