—¡No eres apto para el proyecto Zero! Lo sabes bien, Orson. Mira hasta dónde has llegado... solo sabes causar destrucción. Por eso nunca ibas a formar parte del proyecto —dijo Paz con firmeza, su voz templada como el acero.
Los ojos de Orson destellaron de furia.
—¡Cállate! —rugió, apretando el arma contra su sien.
Terrance dio un paso adelante, el miedo atenazándole el pecho.
—¡Déjala en paz!
Pero Orson no le prestó atención. Sus labios se curvaron en una sonrisa cruel.
—Escuchen bien, si quieren que la preciosa Paz Leeman siga respirando, entréguenme el proyecto Zero. Quiero toda la información: el software, los estudios, los avances… ¡Lo quiero todo!
Terry sintió el peso de la decisión ahogándolo. Si entregaba el proyecto, todo por lo que habían trabajado estaría en manos de un hombre sin escrúpulos. Pero si se negaba… Paz podía morir en cualquier segundo.
—¡Sí! ¡Te daré todo! —exclamó, desesperado—. Pero suéltala primero.
Orson rio con desprecio.
—¿Crees que soy un idiota? ¡Lo quie