—Siéntate, por favor. Así hablamos mejor —le indicó Mario, tomando asiento también.
Helena se puso un poco nerviosa por el trato repentino que le dio Mario, acabando de conocerla.
—Gracias.
—En primer lugar, ya sé que la relación que tienes con Nicolás es falsa. No hace falta que mientas al respecto —habló, con relajo.
Ella se extrañó. ¿Qué tenía que ver Nicolás en su conversación y en la publicidad que se le haría a la colección?
—N-no lo estoy entendiendo. Lo lamento.
Mario suspiró.
Mario suspiró, largo y silencioso, como si intentara vaciarse de dudas antes de hablar. Contarle a Helena sus planes no iba a ser sencillo. Se notaba que ella procesaba las cosas a su ritmo, con pausas, con preguntas, con esa mirada que parecía buscar certezas en medio del caos.
—Nicolás me comentó que La flor del veneno nació en base a lo que sentías. Dolor y tristeza. Muy buenas emociones al ser combinadas —Movió el dedo, felicitándola—. En tus próximos diseños, estoy seguro de que la gente e