La noticia se había esparcido como pólvora: Gabriel ya era padre. Los portales de farándula, las cuentas anónimas y hasta los grupos en redes no hablaban de otra cosa.
Karen lo leyó en su celular sin cambiar el ritmo de sus pasos, caminando por el centro comercial con Helena a su lado y dos guardaespaldas que Nicolás le había asignado, como si el mundo fuera una amenaza ahora que la conocía.
—¿Ya viste? —dijo, girando la pantalla hacia Helena—. El hijo de Gabriel nació prematuro.
Helena frunció el ceño, pero no dijo nada.
El titular mostraba una foto borrosa del hospital, con una descripción sensacionalista:
«Gabriel se convierte en padre en medio del escándalo.»
—Vaya, eso no me lo esperaba.
—¿Crees que haya sido por todo lo que pasó? No hay información de por qué dio a luz tan pronto —murmuró Karen, intrigada por la respuesta—. Tal vez Diana se estresó bastante y estuvo a punto de perderlo.
—Diana se lo buscó… Por otro lado, no estaba segura de venir al centro comercial —ex