CAPÍTULO 39. Vodka y malas decisiones
CAPÍTULO 39. Vodka y malas decisiones
Raven bajó descalza al bar de la villa. Estaba mojada de pies a cabeza después de saltar a la piscina, pero Rowan le había puesto cara de padre estricto y ella había optado por dejarlo tranquilo en su silla ese día.
Revolvió entre botellas hasta encontrar una de vodka, la miró como si estuviera decidiendo si era veneno o remedio, y luego la destapó con un “clic” seco y familiar, sirviendo dos vasos y preparando la botella en una cubitera.
Se sentó en una de las sillas de mimbre de la terraza, justo al lado de Rowan, con las piernas cruzadas y el ceño fruncido, como si intentara arrancarse los pensamientos de raíz. Chocó los dos brazos con un oportuno “Salud”, y se bebió uno antes de acercar el otro a los labios de Rowan.
Él hizo una mueca leve cuando vio el fondo de su propio vaso y luego respiró hondo.
—¿Vodka? —preguntó, alzando una ceja.
—No tenía ganas de vino —respondió Raven, con la voz un poco más ronca de lo habitual—. ¿Tú puedes beber a