CAPÍTULO 38. Promesas y secretos
CAPÍTULO 38. Promesas y secretos
Rowan despertó lentamente, envuelto en el calor de unas sábanas suaves… y de Raven. Ella estaba acurrucada de costad, con una mano bajo la mejilla y la respiración tranquila, profunda, rendida al sueño. Su cabello le caía en desorden por la cara y uno de los brazos de Rowan estaba alrededor de ella.
No tenía idea de que Raven lo había movido o de si él se había movido solo, pero la realidad era que ella se veía demasiado a gusto, como si allí se sintiera a salvo.
Por un instante, Rowan se quedó quieto, muy quieto del puro susto. ¿Se habría dado cuenta Raven de que él podía moverse? ¿Había notado algo durante la noche? ¿Un reflejo, un movimiento involuntario, un roce demasiado consciente? Pero ella dormía como si el mundo siquiera su curso sin inmutarse.
Suspiró aliviado y, con extremo cuidado, aflojó un poco el brazo con el que la tenía abrazada. No quería despertarla, porque esa paz que sentía en ese instante, con aquella mujer en sus brazos, era algo