CAPÍTULO 40. Salvajismo y cocteles matutinos
CAPÍTULO 40. Salvajismo y cocteles matutinos
Rowan se quedó mirándola con una mezcla de sorpresa y preocupación. Raven tenía las mejillas encendidas, los ojos brillantes y esa sonrisa borracha que oscilaba entre la picardía y la vulnerabilidad. El aire olía a vodka derramado, y la villa entera parecía sostener la respiración ante la escena que se desarrollaba sobre la mesa de aquel comedor.
—Estás demasiado borracha, Raven —le dijo él en voz baja, casi con ternura, sin soltarla del todo.
Y ella soltó una risita tonta y ladeó la cabeza, apoyando la frente en su hombro como si el mundo le diera vueltas y él fuera el único punto estable.
—¿Y qué? —susurró—. Borracha es la única forma en que esto se siente real... lo que pasa entre tú y yo. Porque si estoy sobria, entonces vas a estar en tu silla y no te moverás...
Rowan tragó saliva. Había algo en esa frase que se le quedó clavado como una espina en la garganta.
—Raven... —empezó, pero ella lo interrumpió.
—No me digas que no —le suplic