Ese mismo día Alejandro me acompaño de vuelta a la clínica a recoger mis cosas personales no tenía ganas de seguir trabajando, mi madre había conseguido lo quiso desestabilizarme emocionalmente, Alejandro me llevo a mi apartamento, durante el trayecto respeto mi silencio pero me brindo apoyo desde el, después que se marchara no sin antes de habernos abrazado por un largo tiempo, - esa noche fue la peor de muchas que ya casi no recordaba, di vueltas en la cama no lograba conciliar el sueño lo único bueno era que Susan regresaba mañana de su viaje familiar, La necesitaba.
-esa mañana comenzó con un café que compartía con Susan en la cafetería del hospital. El aroma a vainilla flotaba en el aire.
—¿Y entonces? —preguntó Susan, removiendo su taza con lentitud—. ¿Vas a seguir fingiendo que no pasó nada?
Ana soltó un suspiro. —No estoy fingiendo. Solo... estoy procesando.
Susan la miró con esa mezcla de ternura y firmeza que solo una amiga verdadera puede sostener.
—Te conozco, Ana. Y sé qu