El día anterior, Alejandro le había pedido el favor a Ana, que fuera en reemplazo suyo a una reunión en la escuela de Lucía, ya que él se encontraba muy ocupado en la empresa. Ana acepto encantada, pues Lucía se había convertido en su mayor apoyo, y la quería mucho.
En el encuentro de la reunión, Ana se encontraba sentada en una silla al pie de la ventana, dentro del salón de Lucía. Desde allí veía cómo llegaban las mamás de los demás estudiantes, y las saludaba con respeto. Al poco tiempo, entró una mujer delgada, muy linda, de pelo corto hasta los hombros. Ana la saludó con cortesía, pero percibo cierta arrogancia en su actitud. No lo tomo a mal y no le dio importancia.
Al cabo de un rato, esa dama se presentó como la maestra de Lucía, dio el informe del rendimiento académico de cada alumno y nos invitó al día de campo que realiza la escuela para los alumnos. Terminada la reunión, Ana se puso de pie para salir con Lucía de la mano. En ese momento, escucho un grito tras de ella.
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