STEFANO HARRISON
En el momento en que reacciono la tengo encima de mis piernas; envuelto en un abrazo que raya lo impropio. ¿Está aquí? ¿Cómo es posible que esté aquí?
Aparto sus manos tomando sus muñecas y volteo la silla. Se ha cortado el cabello y ahora lleva una especie de fleco, pero su rostro no ha cambiado nada. Sigue siendo la misma chiquilla que vi el año pasado. Cuando se fue a Canadá a terminar su carrera. ¡Mi3rda!
Me pongo de pie dejando su delicado cuerpo en el suelo. Me alejo de su tacto que nuevamente pone mierdas en mi cabeza. Debes controlarte Stefano.
Camino hasta la mitad de la oficina y me fijo en la maleta. ¿Estará de vacaciones? Imposible.
Me conozco su maldit0 horario y en estos momentos están en semana de exámenes.
–Qué carajos haces aquí Abby– me volteo observando cómo sus labios se curvan en una sonrisa. No parece afectada por mis palabras. El brillo de sus ojos se intensifica más.
–Solo quise venir a casa–extiende los brazos, camina tocando con la punta de su dedo mi escritorio y se sienta en el filo de este. Se cruza de piernas apartando el cabello de sus hombros descubiertos. El movimiento es tan sutil pero logro captar cada movimiento.
Me fijo nuevamente en ella.
–Ahora está prohibido que pise esta ciudad– peino mi cabello tratando de procesar todo esto. Ella está aquí, y el lío en el que se va a meter cuando Salvatore descubra que está aquí en su empresa y en mi oficina. Ese hombre se va a enfurecer.
Trato de hallar una solución, pero antes pregunto lo importante.
–¿Cuánto tiempo?–arquea su ceja.
–Cuánto tiempo, qué– llevo las manos a mis bolsillo.
–Por cuánto tiempo estarás aquí ¿Una semana? ¿Un mes?– se lleva el dedo al mentón y parece pensarlo bien. Me fijo en la forma de sus labios, labios que están cubiertos de una especie de brillo.
Vamos Abby, dime que solo es un paseo por el parque. Ya he tenido suficiente de Salvatore y su rabia contenida por no dormir en las noches por culpa de los mellizos. Sus ojeras evidencian su cansancio.
Y ahora que descubra que su querida hermana menor está aquí, no me imagino cómo vaya a reaccionar.
–Tal vez para siempre es el tiempo adecuado– lo dice con una simpleza que empuño las manos y me alisto para la tormenta que se avecina.
Empiezo a negar y sonrío. Esto es una pesadilla. De seguro es así. Tal vez aún estoy durmiendo junto a Lía en su diminuta cama. Lo hago cada vez que tiene un sueño feo.
Al ver a la pelinegra que me observa fijamente, me doy cuenta que no es un sueño.
Respiro por la boca y me aclaro la garganta.
–Imposible– me acerco.
Sonríe acercando más su cuerpo en la orilla. Su perfume con olor a algodón de azúcar me entretiene por un momento. Concéntrate Harrison.
La tomo de la muñeca y la bajo empezando a llevar su cuerpo fuera de la oficina. El que la cargue en mi hombro me confirma lo ligera que es. Parece una pluma. Necesita comer un poco más. Pero qué carjos estoy pensando ahora.
No pone resistencia, lo que es una sorpresa.
–Vas a coger tu maleta y te vas a subir al próximo vuelo. Yo no le diré a Tore que estuviste aquí y todos felices– Se baja en segundos. Retrocede poniendo una distancia prudencial.
–¡Yo no me voy de aquí!–levanta la voz, camina a uno de los sillones y se sienta cruzándose de brazos. Será más caprichosa. Cristo dame paciencia. Ni Lía me hace estos berrinches.
–¡¿Acaso no te imaginas cómo reaccionaría tu hermano si te encuentra aquí?!–hace un puchero y mira hacia el otro lago. Señor dame paciencia.
–Abby–se recuesta. Suficiente.
Me obligas a hacer esto otra vez. En dos pasos estoy enfrente y no la dejo reaccionar porque tomo su brazo y en un movimiento ágil, la dejo en mi hombro. Empieza a gritar y golpear mi espalda. Sus tacones se deslizan de sus pies y me inclino a tomarlos al igual que su maleta.
–¡Bájame! ¡Acaso te volviste loco!– empiezo a caminar. Megan se levanta de su asiento y observa asombrada la escena. Abby sigue chillando encima pero una palmada en su trasero la endereza.
–¿Me golpeaste la pompa?–
–Ni una palabra a King– No creo que a Salvatore le haga puta gracia que haya golpeado a su hermana en un lugar privado. Asiente enseguida.
Las puertas del ascensor se abren e ingreso con la pequeña King que se cruza de brazos dejando de batallar. Al menos se calmó un poco.
–No voy a correr pero bájame– observo la forma de su trasero en el espejo. Su vestido se ha recogido y poco dándome una ligera imagen de su ropa interior. Miro al otro lado. ¿En qué pensabas Harrison?
–Sé que mi culo es deseable, y es tuyo, pero enserio bájame que me estoy empezando a marear–la dejo en el suelo. ¿Es mío? Me quito cualquier estupidez de la cabeza y me concentro en la pelinegra de ojos zafiro que ahora me llega a la mitad del pecho.
Aparta su cabello.
–Ya se que no soy bienvenida a esta familia, pero no creí que llegaras a éstos extremos– me da la espalda. Sus hombros se mueven ligeramente hacia delante y puedo ver como su expresión cambia. Vulnerable.
–Eres bienvenida pero..– las puertas del ascensor se abren y en cuestión de nada su expresión cambia. Levanto la mirada para encontrarme el rostro que menos quería ver en estos momentos.
Salvatore King nos observa y más a su hermana. Su mirada se vuelve gélida y oscura. Su mandíbula se presiona. Carajo.
–Tore..–no me deja hablar por que toma la muñeca de su hermana y tira de ella sin importarle que esté descalza.
–¡Te lo advertí! eres terca, niña–
–¡No me toque, suéltame! Me estas haciendo daño– Abby empieza a gritar.
Las personas empiezan a observar la escena algo desconcertados y más sin saber el trasfondo de todo esto.
–¡Por favor, Tore! no me lleves, te lo juro que me porto bien, pero suéltame–mi cuerpo se tensa al escuchar los gritos de desesperación de Abby, sus ojos se llenan de lágrimas. Tore presiona más su muñeca. La está lastimando.
Algo se desconecta dentro de mí. Y la reacción que ejerzo no es la más propia.
Tomo el brazo de Abby y tiro para que se suelta del agarre de su hermano. Su cuerpo tiembla, entierra su rostro en mi pecho. Su respiración es pesada y no sé qué pasa, pero sé que algo no anda bien.
–Que no me toque, por favor Stef– su hermano nos mira. Irradia furia, da un paso, levanto la mano para que no se acerque.
–La llevaré a la mansión–mis palabras son firmes.
Tore toma la maleta y se la lleva. Conduzco a Abby a mi auto y no dice ninguna palabra solo mira la ventana. El trayecto es corto. Abro la puerta para ella. Empieza a caminar pero la detengo. Aun sigue descalza.
La levanto con un brazo, envuelve su brazos en mi cuello. La siento nuevamente en el auto y me inclino a colocarle los zapatos. El brillo que la caracteriza se ha ido. Odio eso.
–Mi hermano no me quiere– su tono es bajo.
–El te adora- levanto su barbilla. Niega.
–Entonces por qué me manda lejos. Si tanto dice quererme, me mantendría a su lado. Pero siempre he sido un estorbo en su vida– una lágrima desciende de su rostro. La ayudo a ponerse de pie.
No me gusta que llore, me genera rabia verla en ese estado.
La tomo de la mano, pasamos por seguridad. Se detiene en la puerta de la mansión King.
–¿Tú también mandarías lejos a la persona que quieres, Stef?– se voltea y me destroza ver su expresión. La respuesta se responde sola dentro de mí. No.
ABBY KINGStefano no me responde por lo que abro la puerta de la mansión en la que ahora vive mi hermano con su familia. Su familia.Ciertamente me siento una extraña en sus vidas. Conocí a Cloe días antes de su boda, me pareció la mujer más dulce del mundo.Ella es tan diferente a mi hermano, pero cuando los vi juntos entendí por qué Salvatore sería capaz de recibir una bala por ella. La ama.Sentí un poco de envidia.Camino por el gran salón topándome con una pintura de porte monumental. Cloe es la protagonista, está allí con una cálida sonrisa, con las manos posadas de forma delicada en su regazo. El azul de sus ojos se vuelven tan intensos, capaces de desnudar tu alma.Aparto la mirada teniendo a revelar mis secretos. Stef me sigue desde atrás.Su aura impone; me siento más relajada con su presencia.Una vez que llegamos a la sala observo el rostro de mi hermano. Está enojado; seguro más que eso. Esa aura oscura manda un nudo en mi garganta. Respira Abby. A su lado está Cloe que
STEFANO HARRISONSus confesiones nunca habían sido tan sinceras como hasta ahora. La pequeña Abby ha crecido y se ha convertido en una bella y despampanante mujer. No niego que sus palabras me afectan, pero el adulto aquí soy yo. Tengo que poner límites, porque si me descuido podría cometer un acto no sano hacia la hermana de mi mejor amigo. Y ciertamente tener de cuñado a Salvatore sería como una patada en la entrepierna, es mi amigo y le tengo aprecio, pero ser familia....–Abb– es lo único que digo.–Me gustas y eso no va a cambiar Stef. Es mejor que te vayas acostumbrando a eso, porque lanzaré mis flechas– sonríe.Es así como me gusta verla. Feliz. Me acerco tomando su mano y dejo un beso en el dorso. Es tan pequeña que la imagen de esa mano rodeando mi v/rga me hace carraspear.–Dejo tu maleta y me voy porque tengo que ver a mi princesa de ojos mieles– la sonrisa desaparece de su rostro y el desconcierto hace acto de presencia.–¿Princesa?–me cruzo de brazos asintiendo. Mi princ
ABBY KING Me coloco algo de rímel para alargar más mis pestañas. El cabello me lo dejo suelto y hago un poco de hondas. Ciertamente no tenía ganas de salir y mucho menos ir a una fiesta, pero Cloe insistió y no me pude negar a su petición. Ahora entiendo a mi hermano. No se le puede decir que no a la dama de la mafia de Estados Unidos. He optado por colocarme un vestido largo de seda blanco, la tela se amolda a mi curvas. Miro mi reflejo en el espejo, admiro la belleza que poseo, la cual usare para obtener mi objetivo. No me importa lo que use pero Stef será mío. Intuyo que estará en la fiesta. Me volteo observando el escote en la espalda. Casi rosa mi trasero pero es así como me gusta. Los pendientes largos van a juego con el vestido. Muevo mi cabello y cuando creo que ya estoy lista salgo de la habitación. Todo va a salir bien, me digo a mi misma. Ahora estoy con mi hermano, nada malo puede pasar. Desciendo por las escaleras hasta toparme con la sonrisa de Cloe. Mi
HISTORIA DE LA SAGA MAFIA.Hola de nuevo lectoras, nos encontramos una vez más y esta vez con una saga que estoy preparando para ustedes. RAVEN será una de las historias con temática de Mafia, delincuencia, asesinatos y temas fuertes. Este es un proyecto en donde involucra toda mi alma, corazón y dedicación. Espero que amen a los personajes, todo comentario será tomado en cuenta.Espero puedan darle mucho cariño a los personajes. Todo comentario será tomado en cuenta puedes encontrarme en F. C con mi seudónimo.IMPORTANTE:Si los temas que son tratados aquí no son de tu agrado o te sientes incómodo es mejor que dejes la saga, todos tenemos opción de aceptar lo que nos gusta y lo que no.TEN EN CUENTA QUE : Los libros pueden ser leídos en el orden que desees, pero si no quieres comer algún SPOILERS de las demás parejas de la historia te recomiendo leerlos en orden.+21(DATO) ESTA HISTORIA ES INDEPENDIENTE. NO AFECTA EN LAS OTRAS TRAMAS. SI DESEAS SABER MAS DE ELLA DEJA TU COMENTARIO
ABBY KING –¡No quiero que nadie me toque!– El cabello me golpea el rostro, pero lo aparto de un tirón. Más hombres llegan al lugar.La única arma que tengo para defenderme es un cortauñas. ¿Es en serio Abby? No pudiste encontrar algo mejor. Es todo lo que vi para defenderme.–Señorita necesitamos que nos acompañe, el señor..– mi rabia crece por mucho cuando percibo que se atreven a llamarlo “señor” en mis narices.–¡No me voy a ir a ningún lugar! Así que díganle a su señor que se puede pasar su rango por el culo– Los hombres intentan dar un paso, pero soy más astuta al saltar por encima de los muebles. No pueden hacerme daño, lo sé, y eso juega algo a mi favor.No llevan armas porque saben que no pueden hacerme daño. ¿Por qué?, es Simple. Soy una princesa de la mafia. Abby King, hermana del nuevo capo de la mafia de New York, Salvatore King. Mi hermano mayor y el más grande hijo de…Solo han pasado 15 minutos desde que recibí la noticia de que me llevarán a un internado, Dios sabe dó
CAPÍTULO 1 STEFANO HARRISONLa seguridad ha sido reforzada como estuvo planeada. Más de los soldados se distribuyen entre diferentes puntos de la iglesia. Recibo la confirmación de que la novia está aquí. Hoy se casa Salvatore King líder de la mafia de New York y mi mejor amigo, nada más y nada menos que con Cloe Hall, una de sus empleadas de la empresa.Jamás creí que un hombre como Salvatore sentaría cabeza, o peor aún, que estuviera completamente dominado por una mujer de un metro sesenta.Casarse con una mujer que no ha nacido en este mundo es un peligro. Será el blanco de todos los enemigos de King, porque para nadie es un secreto que ella es una debilidad.Estoy feliz por mi amigo pero a la vez esta carga de trabajo me dejará menos tiempo para estar con Lía. Mi princesa de ojos miles. .—Señor, las damas de honor han llegado—uno de los soldados anuncia la llegada de las damas de Cloe.Un grupo de mujeres empiezan a caminar y aunque no son conocidas de la novia, igual fueron con
ABBY KINGUN AÑO DESPUÉSMe reclino en el asiento del avión tratando de poder descansar un poco. Trato de relajarme pero mi cuerpo se tensa cuando alguien se sienta a mi lado. Respiro profundamente y vuelvo a observar a la persona.–El asiento ha sido comprado– observo al hombre que de seguro ha de tener unos treinta o tal vez más. Es atractivo pero dicho encanto se fue a pasear cuando invadió mi espacio. Odio que lo hagan.–Está vacío– levanta una ceja. Estoy tan estresada en este momento pero muestro una sonrisa.—Lo sé, lo compré, así que recoge tu lindo trasero y vete– su mandíbula se tensa pero se marcha logrando que nuevamente entre aire a mis pulmones. Coloco mi bolso en el lado vacío para no tener más sorpresas.Con el paso de los años he sentido cierto repudio al tacto masculino. No me gusta, es por eso que he tratado de evitarlo. No era así, pero cuando marcaron mi cuerpo…Siento cosquilleo que no se va, y mi mente evoca las escenas de esa tragedia.Es algo que me llevaré a