STEFANO HARRISON
La noche cae, me encamino al bar cuyo dueño es Salvatore. El lugar está atestado de gente. Ministros, empresarios y demás personas importantes rodean el lugar. Camino hasta la barra para encontrarme a Lucas, está con Titan y Rafaelo. Todos están con un trago en la mano. No hay mujeres cerca, años atrás esto era diferente.
–Esto parece un monasterio– me siento a su lado. Titan levanta la cabeza y bebe de golpe su trago. No debí decir aquello y más después de lo que pasó.
–Somos hombres respetables– espeta Rafaelo, el soltero del cuarteto. Renzo y Luca se casaron, Titan tiene una mujer que le jodió la vida. No se habla de ella.
–Quien diría que maduraron– la palabra mujeriego les quedaba corto, a excepción de Volkov que siempre fue un ermitaño.
–Como sea, denme de lo que sea que estén bebiendo. Hoy me quiero emborrachar– Lucas sirve y lo bebo de golpe. Bourbon sin hielo. Deslizo la bebida por mi garganta, quema.
–Las mujeres que parecen un tierno cachorro son realmente