En la casa de los Russel, todos ya estaban en sus habitaciones para dormir. Ya era la sexta noche de Aye ahí y todavía no llegaba a conciliar el sueño tan rápido como lo hacía en su casa. Se olvidaba de llevar un vaso de jugo de pera a su cuarto antes de ir a acostarse, tal cual hacia en su casa y tenía que reconocer que le daba un poco de miedo volver a bajar de noche para buscar el jugo. Por lo que todas las noches después de refunfuñar y ponerse los pantalones de chica grande, salía corriendo de su cuarto y sin desacelerar su carrera corría escaleras abajo hasta la cocina y regresó rápidamente sin parar de correr y su vaso en mano agarrándolo con cuidado para no tirarlo hasta que regresó a su habitación. Esta noche no era la excepción. Abre la puerta, solo un poco para ver a ambos lados, cuando encuentra el pasillo vacío, cosa que pasaba todas las noches y sabiendo que era algo un poco irracional, pero el miedo no siempre es racional, sale rápidamente, tomando carrera. Unos metros