Los días estaban pasando y no habían dejado de recorrer Chipre, Lina estaba llena de energía y arrastraba a Alex hacia cada lugar que tenía marcado en una guía. Alex no tenía ni idea de donde brotaba tanta energía en esa mujer, pero no iba a cuestionarle, amaba verla sonriente, llena de luz. Amaba verla feliz. Los primeros días llegó a pensar que tanta carrera durante el día recorriendo la isla, no iba a poder tenerla como a él le gustaba y darle todo lo que siempre había en él para ella, pero se llevó la sorpresa que Lina lo recibía con la misma intensidad con la que empezaba el día. Ella se entregaba al despertar, paseaba todo el día correteando y por la noche al llegar a la casa lo recibía gustosa. Él tenía miedo de que ese ritmo se acabara en cualquier momento, no entendía como ella conseguía tanta energía, pero, mientras que Alex pudiera seguirle la carrera no iba a dejar de tocarla por las mañanas y por las noches. Ni mucho menos iba a dejar de seguirla en su aventura de recorre