— ¡Hijo! — Se escuchó el gemir de Nicolás, preocupado por Marcus.
— Bastián… — Carmen le sostuvo el brazo a Bastián, aplicando un ligero apretón para detenerlo. — Él no se merece morir así, no todavía y no sin su debido castigo… — Bastián lo soltó, provocando que Marcus cayera al piso, tosiendo desesperadamente para recuperar el aliento.
— ¿Y tú qué sugieres? — Preguntó Bastián, viendo a Carmen con una pequeña chispa de complicidad y malicia, como si se hubieran entendido perfectamente.
— ¡Basta! — La voz de Nicolás retumbó por toda la capilla, al tiempo que se acercaba al altar. — Por favor, se los suplico, ni hijo no es un mal hombre, es bueno… Solo que… Solo que malinterpretaron la situación, lo de esa chica, Mila y el niño, todavía no está comprobado con una prueba de ADN, así que no pueden acusarlo… Él no tenía malas intenciones contigo, Carmen, él quería casarse contigo de verdad y cuidarte…
— ¿En serio? — Carmen miró al hombre, con mucha seriedad.
— Además, tú no eres una