Mundo ficciónIniciar sesiónEl apartamento de Alejandro resplandecía bajo la tenue luz de las velas estratégicamente colocadas. La mesa, vestida con mantel de lino blanco, cristalería fina y una botella de Barolo italiano —ironía que no pasó desapercibida para Valeria— esperaba a que la velada comenzara. El aroma de la comida gourmet preparada por el chef privado que Alejandro había contratado flotaba en el ambiente, mezclándose con las notas de jazz suave que emanaban de los altavoces ocultos.
Valeria se detuvo frente a la puerta, con el puño suspendido en el aire antes de tocar. Llevaba un vestido negro que se ajustaba a sus curvas como una segunda piel, lo suficientemente elegante para una cena formal, pero con un escote que recordaba quién era ella: una mujer que no pedía permiso para ser sensual. Su cabello caía en ondas perfectas sobre sus hombros, y sus labios, pintados de rojo intenso, contrastaban con la pa







