La mañana llegó con un dossier más grueso de lo habitual sobre el escritorio de Emilia.
El jefe de la agencia se lo entregó sin rodeos.
—Wemin, Maike, tienen un caso delicado —dijo, usando el seudónimo que Emilia había adoptado—. Filtraciones de datos dentro de TecnoCore, una empresa tecnológica clave para contratos de defensa. Sospechamos de un grupo de estafadores internos: movimientos financieros, robo de patentes, espionaje industrial. Necesitamos discreción absoluta.
Emilia contuvo la respiración. Al saber que debia ir a TecnoInv
Una coincidencia, se dijo, aunque un leve escalofrío le recorrió la espalda.
Maike hojeó los documentos, el ceño fruncido.
—El nivel de acceso de estos tipos es impresionante. Van a necesitarse turnos dobles.
El jefe asintió.
—La gerencia de la colabora, pero quiere mantener esto en secreto hasta tener pruebas sólidas. Viajáis esta misma noche a la sede central, en la capital.
El vuelo fue silencioso. Emilia se concentró en los informes, ignorando las m