Adrien por su parte, no esperaba aquel acontecimiento, básicamente él todos los días se levantaba, iba a trabajar, regresaba y se ponía a estudiar.
Su vida había comenzado a ser diferente a lo que normalmente vivía, pero aquella sorpresa vino a cambiar todo su día.
Una vez que vieron que la puerta se cerró y el abuelo salió con la carriola, ambos se sintieron un poco nerviosos e incómodos.
- Laura… ¿Qué sucede? Yo…
- Adrien, ¿Podemos hablar?
- Si… Dime, ¿Qué necesitan? ¿Está bien, Adele? ¿Le sucede algo?
- No… No, todo está bien, ella está bien. Adrien lo que yo quiero hablar contigo es sobre esto.
Veo que ahora trabajas con mi familia, la verdad te soy sincera, desconocía por completo que estabas aquí.
- Bueno, tu padre me dio la oportunidad y yo, yo solamente estoy devolviéndole el gesto, trabajando arduamente. - dijo el joven nervioso y con la cabeza agachada.
- ¡Vaya! Papá, no me había dicho nada… Supongo que tuvo sus razones…
- Bueno… No es que llevé mucho tiempo aquí, la verdad