Paolo había querido tocar un tema con su abuelo, pero no sabía cómo plantearlo y quería hacerlo antes de que su padre regresara de su luna de miel.
- Abuelo Magnus… -dijo Paolo, asomándose en la habitación de este con precaución.
- Dime, hijo… ¿Qué necesitas?
- Quiero platicar contigo, ¿Puedes? ¿Tienes tiempo disponible?—preguntó el joven nervioso.
- ¡Claro! Para ustedes siempre tengo tiempo, ¿Qué sucede?
Paolo, con más confianza, entró en la habitación y tomó asiento en una silla que se encontraba ahí.
- ¿Cómo fue cuando mi papá se acercó a ti? -preguntó el joven con curiosidad.
- ¿Por qué la pregunta? - preguntó Magnus, viendo algo extraño en su nieto.
- He estado pensando en mi padre…
Magnus no necesitaba ser adivino para darse cuenta de a quién se refería.
- Bueno, siendo sinceros, fue un momento incómodo, pero pasó rápido, ya que teníamos cosas más importantes que resolver… ¿Tú quieres acercarte a Pierre? -pregunto Magnus, intuyendo la respuesta.
- Sinceramente, he pensado un poco