Diana y Celeste platicaban en el jardín, mientras tomaban un poco de té y comían postres, ya que Diana estaba con los antojos a todo lo que daba.
- ¿Cómo va tu vida de casada? -preguntó Celeste con curiosidad.
- Bien, no me puedo quejar, Massimo es un gran hombre… Sí, sé que me lleva algunos años, pero eso para mí no es importante. ¿Sabes? En la luna de miel, pobre, en momentos se ponía celoso…
- ¿De verdad?
- Sí, él dice que podría ser mi padre y que varios jovencitos volteaban a verme. Yo, obviamente, no voltearía a verlos, nunca podría. Él es el único que me interesa, no tengo ojos para nadie más.
- Tú, ¿Cómo vas con Pietro? -preguntó Diana tratando de parecer normal.
- Bien, él y yo, adaptándonos a nuestra vida juntos y ahora como padres.
- ¿Qué tal les va? -pregunto Diana con curiosidad.
- Creo que bien, hasta el momento, no he tenido queja… -dijo Celeste soltando una risita.
- Se ve que eres feliz con él… -dijo Diana, dándole un codazo.
- ¡Mucho! Soy muy feliz con él…
- ¿Ya han f