POV: Franco
El helicóptero rompió la fría bruma matutina sobre el Golfo de Nápoles. No aterrizamos en el helipuerto principal del Palazzo Moretti; ese lugar ya era un avispero. En su lugar, descendimos sobre el hangar privado en el puerto, un búnker de hormigón que solo el Dueño conocía. Nápoles, mi ciudad, se sentía como un enemigo.
El jet nos había traído de Estambul con el preciado cargamento: mi familia intacta. Helena estaba en el vehículo blindado, asegurando a Elisa y Liana, que, gracias a Dios, seguían dormidas. Yo no las había abrazado aún. La paternidad, para mí, era un lujo que vendría después de la guerra.
Aseguré a los prisioneros. Vera, con su mano vendada, fue llevada a una celda de alta seguridad. Sofía, la niñera traidora y el eslabón débil, a otra.
Me dirigí a mi oficina temporal. El espacio era austero, solo metal y monitores encriptados. El peso del linaje se sentía más aplastante ahora que me lo habían arrebatado.
El Consejo me despojó del título, pero no de la s