─ ¿Llegué en buen momento?
John me soltó y retrocedió instintivamente al verla, haciendo que me doliera cada segundo la vida. Me ardía el pecho pero debía fingir, como siempre. Me limpié con premura las mejillas y miré a la profesora Keire, parecía no salir de la confusión alternando la mirada entre mi profesor y yo.
─No, claro no ─habló finalmente Elizabeth ─, llegaste a tiempo para sacar a John de aquí.
Mientras ellas hablaban, mi pecho se hinchaba de frustración por no decir todo lo que sentía. Sí, me tragué las horribles ganas de llorar.
─Fue, fue bueno verlo, profesor ─conseguí decir sin que se me quebrara la voz a medio camino. John mantuvo una expresión inmutable, fría. ─. Espero que se mejore. Fue un placer señorita Elizabeth. Profesora Keire, que tenga linda mañana.
Sin esperar una respuesta a cambio tomé el poco valor que me quedaba y avancé hacia la salida de aquella habitación, no sin antes echarle un último vistazo a John ─era decepcionante verlo─. A punto de cruzar la pu