Nunca me sentí tan fuera de lugar, como en ese momento en el que tuve que presenciar la escena de mi madre dándole indicaciones a su hijastra de cómo tenía que ubicar a las mujeres para la tirada del ramo.
Me empiné la sexta copa de champaña con demasiado dolor agolpando mi pecho. Suavicé los gestos al notar de reojo que mi padre me observaba.
─Ve con ellas, atrapa ese ramo ─me animó él, e impidió que fuera por una séptima copa ─. Anda con el resto. La champaña no se va a acabar para cuando regreses.
─No tengo intención de ir ─giré sobre mis talones para no tener que seguir observando a mi madre siendo completamente indiferente conmigo, y amable con aquella chica. Metí una fresa recubierta de chocolate en mi boca, luego alcancé otra copa de champaña y la bebí sin respirar.
Tras escapar de mi padre, fui al que era mi dormitorio. Giré el pomo y me encontré con una habitación casi que vacía y nueva, en las paredes no había espacio para un afiche más de los BTS; la que había sido mi cama,