Capítulo 71. Confusión
Johan salió del departamento de Eva con pasos largos, duros, casi atropellados, como si el simple acto de bajar las escaleras pudiera liberar la presión que llevaba en el pecho. No se detuvo a mirar atrás; no se permitió un segundo para pensar en si ella lo estaría observando desde la ventana o si cerraba la puerta con el mismo temblor que él sentía en las manos. Todo en su interior era un hervidero de rabia contenida, de confusión, de un dolor que lo ardía como fuego bajo la piel.
“¿Cómo puede decir que no significó nada?”, mascullaba para sí mismo, con los dientes apretados. “¡No después de lo que pasó! Eso no se finge. Eso no se inventa para pasar el rato. Eso se siente o no se siente. Y yo lo sentí. Maldita sea, lo sentí en cada rincón de mi cuerpo.”
El eco de su propia respiración lo acompañaba en el silencio de la calle. Avanzaba sin rumbo, pero con esa urgencia que tienen los que necesitan escapar de sí mismos. Se sentía víctima de un juego que no había querido jugar, reducid